De mal agüero

Via_Liz 0 Comments

 

Negro, toda historia comienza con negro, y luego amarillo, se ilumina con una idea sin desarrollar para finalmente teñirse de rojo, el momento de la escritura, la cúspide de la explosión que estaba frente a nosotros amenazando con nuestra vida.

Aquel había sido un día común y corriente, en la mañana había abierto los ojos para observar el mismo techo sin vida que me acompañaba desde hacía 3 años, me había levantado y aseado, me había puesto mi polo rojo como debía ser y luego había desayunado a la carrera para salir sin despedirme.

Había llegado a tiempo a mi clase de las 9, me senté y lo vi en la primera fila, se podía decir que éramos amigos o algo más dependiendo de la inclinación que tomaras, yo por mi parte prefería no hacerlo tan obvio mandando un saludo de buenos días a su celular en silencio y esperando a que no me contestara hasta medio día.

Al final de la clase empaqué mis cosas rápidamente, tanto que había olvidado mi libreta de ladrillos, aun así salí corriendo para no esperar a nadie, hoy era un día especial, pues ninguno de los dos tenía más clase, por lo tanto, habíamos cuadrado para tener algo así como una cita hoy.

Me encontré con él una hora después en la entrada del centro comercial Rouge muy alejado de la universidad, un beso de bienvenida, unas cuantas caricias y un helado de fresa de camino a su casa fue lo que ambientó la caminata que no solíamos tener.

10 minutos antes de llegar a su casa nos separamos para que nadie conocido nos viera juntos, yo tomé el camino más largo para que cuando llegara todo estuviera arreglado.

Llegue a la casa que tanto conocía y entre como si fuera mía, comimos, bebimos, tuvimos sexo y nos acurrucamos a ver una película, la manta que nos cubría de un color azul oscuro no me incomodaba como debía, por lo menos, no hasta que cierto tono de llamada rompió la atmosfera que teníamos.

Salimos los dos apurados de la casa, vestidos con prendas que quizás no nos pertenecían, riendo bajito como si estuviéramos haciendo una travesura.

Entramos en un callejón y de pronto nos vimos rodeados de un azul de diferentes tonos, por más acostumbrado que estuviera a esto en ese instante de me enchino la piel, él me paso su chaqueta y su tarjeta de bus. Me miró con amor y me dio un beso de despedida, sin embargo, cuando nos separamos sus ojos estaban desorbitados y su mandíbula parecía que iba a caerse.

Frente a nosotros, negro, como un relato que debe terminarse, un punto al final de miles de anécdotas sin contar.


Link para leer en Substack:

De mal agüero _ Substack


0 comments: