Mis pies heridos siguieron caminando sin razón mientras mi espalda se empezaba a encorvar por el esfuerzo, para darme energía alce la mirada y una gran estrella se elevó en frente de mí mientras un campanazo retumbaba en los árboles, quizá anunciando mi llegada.

Continué el trayecto, ahora atraído por el sonido provocado por la campana, lleve mis piernas al límite, mi respiración se empezó a entrecortar.

Mi mirada fue capturada por unas pequeñas manchas que resaltaba en la oscuridad reflejando una hermosa imagen de la virgen, en el altar las velas de colores protegían aquella imagen sagrada, me arrodillé para rezar y pedir por su protección.

Una vez me levanté proseguí a continuar mi viaje, de pronto los campanazos se sintieron más cercanos y me incitaron a seguirlos, pero mi corazón parecía no estar de acuerdo y me empezaba a martillar de una manera dolorosa.

Había una rampa cerca al final, en ese trecho casi tuve que gatear para poder continuar, por suerte mi corazón se calmó y me dejó volver a estar de pie, con afán me apuré a ver el lugar del que provenía el sonido que me había llevado a la cima de esta montaña, aquel, el único lugar sin niebla que había visto desde que desperté en medio de plantas y escaleras.

Era una pequeña capilla al frente del tan esperado amanecer, rodeada por una valla de rocas que la protegía del borde, se encontraba mirando al horizonte mientras se extendía imponente en la cima, parecía que ya la había visto antes e intenté hacer memoria, por desgracia el último campanazo sonó y yo volví a perder la razón.

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Desorientación _ Substack