Una búsqueda infructuosa.
Había pasado gran parte de mi vida buscando aquel lugar mágico al que llamaban paraíso, desdemuy pequeño se me había implantado la idea de que existía este misterioso lugar donde había comiday agua infinita. Desde esa edad me decidí a buscarlo, pues casi tan pronto como nací, me sacaron del nido.
Viaje por medio de trigo durante gran parte de mi vida, esquivando depredadores, acurrucándome enlas frías noches de agosto y volando incansable hasta encontrar el paraíso. Me alimenté de pequeñasflores amarillas que aparecían en mi recorrido y por ellas mismas estuve al borde de la muerte 2 vecesen el camino. Sin embargo, continúe apresurado hasta que un día desconocido llegue a un lugar en el que lavegetación parecía haber sido arrancada, una línea estrecha que parecía indicarme por dónde debía ir.
Seguí aquel camino extraño por una o dos horas hasta que el camino se separó en dos, uno seguíarecto y el otro llevaba a una de roca colinita de rocas y árboles, parecía ser un bosque, pero nopasaba de la altura de un roble y su área no parecía superar a un lago.
Los pensamientos de ese mini bosque se esfumaron en cuanto me llegó un olor dulce y cálido,¿podría ser ese el paraíso? No pensé mucho y sobre volé la pequeña pared que lo rodeaba, seguí elaroma y me acerque a la flor que lo estaba dispensando ese olor tan delicioso, una flor café con rojoque me llamaba, me puse con cuidado sobre ella y frote mis manos para empezar a comer; sinembargo, algo pasó peligrosamente sobre mi cabeza, me aleje volando hasta que tuve una vistacompleta de lo que me había asustado.
Un animal, era claro, quizá esa era su comida y debía ser bastante territorial, lo respetaba. Pase deesa flor y me fui a posar en otra, una que tenía un color transparente y un olor salado, esta flor parecía más
líquida que la primera así que me puse con cuidado en uno de los pequeños sólidos queflotaban en ella, de pronto otra vez el animal me espanto mientras otros 2 animales producían ruidosfuertes, quizá el bosque del paraíso era su territorio y aunque nunca hubiera conocido animales tanterritoriales, decidí irme de él y encontrar otro.
Estaba volando hacia afuera cuando una suave llovizna empezó a caer sobre mí, el aire se volvióácido en segundos, mi respiración empezaba a escasear, era consciente de que no podía seguirvolando en mi estado así que busqué un lugar donde descansar, logre divisar una bella manzana en lacual me pose delicadamente, el color del trigo regresaba a mi memoria con tanta vividez que parecíaestar reviviendo mi infancia, el ruido y el movimiento se acumulaba enfrente de mí, no obstante, misojos cansados se cerraron tan rápido como se había abierto al nacer y el ruido desapareciódejándome la pura paz con la que siempre había vivido.
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Una búsqueda infructuosa. _ Substack
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