El caso #2030

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Fue la escasez lo que alimentó su creatividad, seguramente. Era casi llamativo el cómo se había dejado la escena del crimen, parecía querer llamar la atención de todas las maneras posibles. El desorden se extendía por cada rincón de la habitación, y afuera de ella también, no había un solo lugar que no hubiera sido profanado, una escena que aparentaba un robo a mano armada por un amateur, o un personaje al cual no le importaba si lo encontraban pronto, sin embargo dejando de lado lo anormal de la escena no había nada más que implicaría un crimen.

De todo el desastre dejado atrás no se podía encontrar ni una sola prueba, no había huellas, cabellos, grabaciones o testigos que comprobaran que alguien además de los dueños había entrado o salido de esta habitación, ¿Cómo se suponía que debíamos trabajar con una escena sin pruebas?

Camine a través de las prendas regadas por el suelo con cuidado de no tocarlas, y me encontré con las estatuas destrozadas entre la mayoría de las prendas, trate de buscar cualquier patrón que revelara una personalidad compulsiva o antisocial; sin embargo, no apareció nada, ¿Podría ser una coincidencia y no un crimen?, ¿Quizá una pelea de pareja a pesar de que los dueños de la casa juraban haber estado fuera esa noche? De todas las posibilidades había dos altamente previsibles, no obstante ninguna era comprobable o viable como la opción real.

¿Había algo que no hubiéramos visto?, ya habíamos recorrido la habitación y sus alrededores una docena de veces, era probable que el cansancio visual y mental nos ocultara detalles a simple vista o que mi repulsión me había estado alejado de la escena desde que llegamos, aunque la información siempre fuera mejor tomarla fresca… ¿Cuál era el paso a seguir?, ¿Qué procedimiento debemos seguir en este punto? Me empezaba a estresar ver la misma escena, esperaba que hubiera alguna manera de descubrir algo, lo que fuera, alguna prueba de que esto fuera un crimen real.

-Señor Campos, se está haciendo tarde es hora de nuestro relevo, dejemos lo que falta a los demás, llevamos 12 horas seguidas y es probable que eso nos esté haciendo ir en círculos. -resonó una voz jovial.

-Sr. Herrera, agradezco su preocupación, pero prefiero quedarme examinando el caso, por lo menos hasta obtener las opiniones de nuestros colegas de relevo.

-Por cierto, sargento, intente cuidar su salud. Ha estado trabajando sin pausa desde el caso #230, y eso podría pasarle factura.

No dije más, solo le di un suave apretón en el hombro y lo despedí en la salida para que estuviera tranquilo, no podía asegurarle mucho, tenía pensado quedarme una o dos horas máximo, luego me iría, eso me ayudaría a recolectar más información acerca de los posibles motivos del caso.

Después de que los demás compañeros se fueron despidiendo me quedé solo, no pensaba soportar otro segundo en esa habitación, así que salí de la casa, cerré la puerta y esperé sentado a las afueras de la casa fumando un cigarrillo, esperando al relevo

El humo empezó a salir de mi boca en aros después de un rato, ¿cuánto tiempo había pasado?, demasiado eso era seguro, o quizá era la ansiedad que no me dejaba dormir, la misma que me obligaba a jugar con el humo. Seguí divagando en mis pensamientos y en los aros de humo hasta que entendí que eran las dos posibilidades cuando iba por mi quinto cigarrillo y nadie parecía arribar.

¿No era eso raro?, aunque en retrospectiva era más raro que mis compañeros hubieran dejado la escena sin cerciorarse de que los demás colegas habían llegado, eran nuevos, pero eso fue muy irresponsable aunque este fuera un crimen que parecía sencillo e inocente. El orden era algo importante que se debía aprender en esta profesión, ¡aparte todos los crímenes eran especiales e importantes!

Inhale la colilla de mi quinto cigarrillo tratando de controlar mi respiración, en vez me atragante en el intento y como resultado termine tosiendo fuerte tratando de aliviar la incomodidad. Cerré mis ojos cuando la tos disminuyo de frecuencia y regule mi respiración, luego abrí los ojos y vi el reloj, ya no iban a llegar. Me paré enfrente de la puerta, lo único más fuerte que mi desagrado era mi respeto por el trabajo, y ya no iban a llegar mis otros colegas decidí entrar a la escena para revisar una vez más, ver si podía organizar un poco la información que se seguía acumulando sin sentido en la carpeta amarilla, o recolectar algo más.

Esperaba entrar y ver todo con un patrón que demostrara que había sido premeditado, esperaba encontrar algo que demostrara un crimen real, quizá incluso un poco más importante que un robo, aunque parecía realmente que todo había sido lanzado al azar. Nuestro criminal no parecía ser un psicópata narcisista con compulsivo-obsesividad, pero si no era lo que parecía, entonces ¿Qué clase de persona era el criminal detrás de esto?

Si él salía del molde debía poder encajar en otro; sin embargo, empezaba a pensar que no tenía la suficiente inteligencia como para entender cuál era ese otro molde, o si acaso ese molde estaba mezclado con otros.

Otra vez me enfrentaba al sentimiento de inferioridad frente a un criminal, sabía que lo podía atrapar al final, sin embargo la posibilidad de no poder atraparlo me ponía en una situación más que incómoda.

Sacudí mi cabeza y preferí recorrer la habitación unas veces más a pesar de que mi mente estaba en blanco, entraba y salía de la habitación en intervalos de cinco minutos mientras evitaba a toda costa contaminar la escena del crimen. A la hora me di cuenta de que no había hecho mucho más que vagar por esa habitación, así que decidí irme por fin.

Me sentía cansado tanto física como mentalmente, y si bien pensé en parar por un café en el camino era mejor no tentar mi suerte, sabía que terminaría desgastándome más por detallar a la cajera como se suponía que debía servir mi café. Por lo tanto, fui directamente a mi piso y acosté en la cama como solía hacer desde hace unos meses, sin desatenderla, tratando de arrugarla lo menos posible, dejando los zapatos bien acomodados en frente de la cama, pero sin cambiarme porque tendría que doblar y dejar la ropa en su lugar, hoy no me sentía con ganas de hacerlo. Cerré los ojos y me dediqué a pensar en una mancha blanca hasta que el cansancio alcanzara mi cuerpo.

La mancha blanca que se estaba haciendo más y más amplia, que a la vez se hacía brillante, bastante brillante…, tan envolvedora, tan fría. Siguió haciéndose brillante hasta que me obligó a abrirlos ojos, el cantar de los pájaros me taladro el cerebro en cuanto abrí los ojos, así que prefiero levantarme, sabía que después de despertarme no podía volver a dormir, que terrible condición.

Me levanté y di vueltas por la habitación, limpiando y arreglando aunque lo hubiera hecho el día anterior. Restregué las paredes, detalle los cuadros de las puertas y desmanche los pisos de toda la casa.

Otra vez tenía que ir al caso, a la habitación a investigar lo que fuera que me diera un culpable y probablemente tendría que admitir la culpa de solo haber cerrado la escena sin dejar a alguien que la cuidara. Era un robo de una casa, no era tan impresionante como para que hubiera curiosidad externa, no era tan grave dejar la escena sola, y aun así me reprochaba esa decisión que hice después de un día estresante mientras hacía unos huevos quemados con café, los serví y me senté a la mesa, repasé el periódico en mi celular para opacar los comentarios que hacía mi cerebro al respecto.

Del periódico pase a Facebook sin darme cuenta, vi varios videos para pasar el tiempo hasta que fuera la hora de salir y llegue a uno que captó mi atención “Un artista es un explorador - Henri Matisse” decía en la descripción y el dueño del canal se pavoneaba de ser un artista completo por hacer exploración urbana, mostraba unos cuantos videos que claramente eran editados y hablaba junto a su estante de fotos también editadas.

Recorría la habitación con la cámara mostrando sus supuestos recuerdos de sus excursiones y yo me retorcía, cada rincón de su cuarto era un desorden infernal, ¿Cómo podía vivir así?, había ropa tirada en una silla, revistas a medio leer en el suelo, su cama estaba destendida, apague mi celular con repulsión, sin embargo, en ese momento una idea se encendió en mi cabeza.

Era desordenado, sin propósito, y aun así vivía más cómodo así que en un orden real. Para entender su comportamiento vi unos cuantos videos más, aunque seguía sin entenderlo. Él proclamaba que lo que para todos era desorden para él era un orden donde se podía acomodar, en donde podía estar no solo cómodo, sino consciente de lo que estaba a su alrededor.

Repasando esta idea inicie mi camino hacia la escena del crimen, poniendo la evidencia junto con teorías a medio armar, anime mi camino al trabajo. Llegué a la escena del crimen y vi a muchos compañeros que parecían algo estresados afuera de la casa, sentí algo de nerviosismo, más no había que recurrir a la ansiedad cuando yo ya había evitado recurrir a la ansiedad en la mañana.

Arreglé mi ropa y me acerqué a la puerta cuando una de mis compañeras se acercó temblando. -Sr. Campos, necesitamos que entre con protección. Ya hemos llamado a los forenses y estamos organizándonos para ingresar. Por favor, venga de inmediato.

Ella me guió hasta uno de los carros policía en los que llevábamos equipamiento, esperamos ahí hasta que los forenses hicieron presencia, ¿Qué habían encontrado? Intenté preguntar un par de veces, pero todos parecían demasiado agitados y apurados como para responderme.

Yo tomé uno de los trajes forenses que había de repuesto, y me pregunté seriamente si necesitaban mi compañía en el tumulto que se había formado adentro y afuera de la casa, sin embargo, este era mi trabajo y debía estar al frente a pesar de lo llena que estuviera la casa. Así que subí el cierre del traje blanco y me decidí a entrar.

Apenas crucé la puerta, me golpeó un olor que no esperaba enfrentar de nuevo tan pronto: el inconfundible hedor de la podredumbre, el olor de un cadáver en descomposición. La escena era clara: una mujer, evidentemente obesa y desnuda, yacía sobre una de las varias pilas de ropa que había en el lugar.

No me tomó mucho deducir que el cuerpo había sido colocado aquí después de que la escena quedara desatendida ayer. A pesar del reproche y la culpabilidad que sentía por ello, decidí enfocarme en lo positivo: esta vez, teníamos una oportunidad real de encontrar pruebas que nos llevaran al responsable.

Me acerqué al cuerpo mientras mis compañeros forenses empezaban a trabajar. Nadie me evitó acercarme al cuerpo, no obstante hubo unos cuantos recordatorios de lo que podía o no hacer.

Mientras inspeccionaba superficialmente a la víctima junto con otros dos forenses podía ver como el resto estaba documentando cada detalle que se saliera de lo que ayer habíamos visto, pude ver algunos indicios en la escena, bien, hoy teníamos pruebas. Terminé de inspeccionar el cadáver, y le pregunté a uno de los colegas cuáles eran sus estimaciones.

-La víctima tiene entre dos y cinco días desde su fallecimiento, no lleva más de 24 horas en este lugar tras haber sido trasladada. Por su apariencia, estimó que tenía alrededor de 30 años, aunque esto se confirmará con el examen post-mortem. La causa preliminar de la muerte parece ser ahogamiento por sumersión en agua, aunque es poco probable que su cabeza haya estado sumergida durante el evento.

A pesar del estado avanzado de descomposición, no hay evidencia de fauna cadavérica previa a su permanencia en este cuarto, lo que refuerza la teoría de que estuvo en un ambiente controlado o cerrado antes de ser dejada aquí.

Agradecí y me retiré de la escena, esa información pese a aclarar unas cosas difuminaba muchas otras, el cadáver podía o no haber sido asesinado con premeditación, hasta ayer este crimen era un robo, sin embargo, ahora era una amenaza que había subido drásticamente de nivel. Eso me hacía preguntarme, ¿Cuál podría ser el motivo de dicha amenaza?, debíamos saber por qué estaba amenazando a los Ruiz antes de que esta amenaza se nos saliera de las manos, ese era el primer paso.

Después de salir de la escena, me quité las prendas de seguridad y me dirigí por mi cuenta al RBMB donde se estaban quedando los Ruiz, mientras manejaba, arreglaba algunas hipótesis que había tenido, agregaba nueva información al caso y meditaba sobre el perfil psicológico tanto del crimen como del asesino.

Aunque con la información que teníamos solo pude armar un boceto incompleto, recopilando lo que tenía y lo que les podía preguntar a los señores Ruiz salieron tres pruebas generales, la escena escalaba de agresividad rápidamente, el criminal no ha dejado pruebas, por lo menos lo que sabemos hasta el momento, el cadáver ya llevaba muerto unos días así que puede estar conectado con otro caso.

Más allá de eso no tenía mucha información que fuera consistente y 100% verídica, así que las suposiciones las aleje del boceto que estaba armando en mi cabeza y las guarde para cuando tuviera que hablar con los forenses o con mis mayores.

Maneje media hora ordenando mis pensamientos hasta que aparqué en la calle enfrente del RBMB de mis testigos principales, tomé la libreta y el lápiz que llevaba conmigo siempre, me dirigí a la puerta y toque tres veces. Nada, entonces toque el timbre, y escuche pasos, voces, cosas chocando entre sí, hasta que por fin la puerta se abrió, frente a mí se encontraba la pareja aterrada, y atrás de ellos se encontraba una habitación polvorienta, prácticamente desolada.

-Señor y señora Ruiz, ¿podría hablar con ustedes?

Los señores acordaron tener una charla conmigo, me invitaron a pasar, caminé detrás de ellos intentando evitar pisar las cosas rotas que estaban en el suelo, me sentaron en un sofá que también estaba lleno de vidrios rotos la escena era lo suficientemente extraña como para anotar en mi libreta. En cuanto termine de escribir levanté mi vista y vi como ellos estaban dando vueltas sin rumbo como si hubieran olvidado que estaban haciendo, trate de llamar su atención unas cuantas veces hasta que entraron a la cocina, entonces espere paciente por un rato hasta que salieron de ella.

En ese lapso de tiempo me dediqué a inspeccionar el lugar en el que se estaban quedando, en el pasillo pude ver linternas de pie y de mesa, también vi retratos de María y estatuas de Jesús. Y más adentro había una habitación que casi no se podía ver por la cantidad de luz que desprendían las lámparas, sin embargo, se podían ver algunas de sus pertenencias en el marco, supuse que ahí dormían. Describí todo eso en mi libreta.

-¿Café? -volví a levantar mi mirada, la mujer me estaba mostrando una taza quebrada que desbordaba líquido negro sobre un plato pequeño.

Parecía que la situación que estaban viviendo los había desestabilizado, la pregunta más importante era cuál era exactamente esa situación. Acepté la tasa de té y la puse en una mesita que estaba cerca a mí sin intención de tomarla, luego senté a los señores y empecé a interrogarlos con preguntas simples como sus dudas y preocupaciones acerca del crimen.

Los mantuve bajo calma hasta que las preguntas pasaron a ser menos rutinarias, cuando empecé a investigar el motivo de la constante amenaza que estaban viviendo los señores se agitaron de nuevo y volvieron a actuar erráticamente, temblando e incluso respondiendo palabras sin sentido.

Varias preguntas más fueron evadidas, otras cuantas fueron contestadas con palabras sin coherencia entre ellas. Nunca en mi vida me había sentido tan estresado, toda esta situación estaba cayendo sobre mí y no podía desquitarme con los señores Ruiz porque necesitaba respuestas, debía continuar, era la única salvación que tenía, este caso era mi única salvación.

Continué preguntando y a pesar de sus divagaciones yo anoté todo lo que escuchaba, para ver si podía sacar algo de sus palabras a medias. Anote casi tres páginas de mi libreta antes de que una migraña me consumiera por completo. No era solo su comportamiento, era el vidrio en el suelo que rechinaba cuando ellos se levantaban, los restos de comida que se podían olor desde la cocina, y el pasillo que estaba altamente iluminado.

¿Podría ser que ellos fueran así normalmente?, justo antes de pararme pregunté por ese asunto, y al parecer así solían vivir, con o sin problemas, una pareja que compartía el gusto por el desorden.

Después de enterarme de ese asunto me despedí lo más amable que pude aparentar, y salí dejando la taza de té sin tocar, ¿Cómo se podía vivir así?, en cuanto salí de la casa corrí hasta mi auto, todas sus casas eran una pesadilla.

Abrí la puerta y la cerré de un portazo, me acomodé en el carro y dejé que un suspiro saliera de mi garganta, la reconfortante tranquilidad del orden, el buen olor, el saber dónde está cada cosa, esta era la manera correcta de vivir. Respire una vez más y dirigí el carro a un lugar algo alejado para poder trabajar en la entrevista que había hecho, necesitaba un buen lugar para concentrarme.

Aparqué en una cafetería, pedí un espresso, me senté en un rincón de la cafetería y saqué mis notas. Las leí y organicé en otra agenda que tenía hasta que las posibles verdades y mentiras empezaron a salir a la luz, podía hacer algunas conexiones entre la información y el crimen, y también había una única persona que era referida en diversos momentos, quizá siendo un sospechoso de los señores Ruiz o un inculpado directo.

Si él era su sospechoso también podría ser el mío, sin embargo, si lo estaban inculpando eso los dejaba como sospechosos, a este punto no podía actuar tan limpiamente como había trabajado hasta ahora, debía limitarme a testigos, que no tenía, y a posibles sospechosos que ahora se limitaban a tres. Era momento de fijarme más en las teorías dejando un poco de lado las pruebas concretas, que aún no teníamos.

Trabajé en mi libreta durante una hora hasta que tuve que volver a pedir un café, me paré a hacer fila cuando una llamada llegó, eran los forenses, el café podía esperar. Salí de la cafetería susurrando -Necesito buenas noticias, las amerito -mientras esperaba que la persona del otro lado contestara mi saludo.

-Buenas tardes, sargento Campos, hemos realizado la autopsia del cuerpo encontrado en la escena del crimen, ella fue identificada como Esperanza Huertas, su cuerpo nos confirmó que la muerte fue por ahogamiento, no obstante no hay indicios de que fuera forzado, o de que fuera un accidente, esto aparenta haber sido suicidio. En su cuerpo no reside ningún rastro de droga o algún signo de haber estado con otra persona a la hora de muerte la cual vendrían siendo las 17:08 del 13 de enero.

Referente a las otras pruebas, no pudimos comprobar relación entre ellas y ninguna persona, es decir, las únicas personas que podemos relacionar al incidente son los dueños de la casa, los señores Ruiz, con las pruebas encontradas anterior al asesinato, y la Señora Huertas, con las pruebas encontradas posterior al asesinato.

Agradecí y colgué, pocas cosas podían decirme que me podían desestabilizar, esta era la tercera en mi lista y también era la quinta que me decían en este corto periodo de tiempo. No había pruebas, no más que los balbuceos sin sentido de los señores Ruiz y el cuerpo en la morgue, y ninguna de esas pruebas las aprobaría el jurado. Este suponía ser un caso de robo, algo que podrían manejar los nuevos y que me devolvería mi seguridad.

Recordé que de joven había estado deseando estar involucrado en un caso de gran magnitud, un asesinato en serie, un ladrón mentalista, un genio psicópata, alguien a quien derrotar fuera una hazaña digna de ser contada. Siempre, antes de aquella vez que había arruinado mi vida.

Y aquí estaba de nuevo, un caso complicado, con una persona a la cual sería una hazaña vencer y la cual sería mi perdición porque yo no era el policía que resolvía hazañas. Solo quería vivir en paz, como el policía normal con un nivel de inteligencia común que era, ¿Por qué no me podían dejar recuperarme por unos días hasta que volviera a ser yo?

Siempre estaba entre la espada y la pared en los últimos meses y no solo era el trabajo el que me apretaba, la renta la debía junto con la luz, en las reuniones familiares mis familiares se burlaban de mí, en mi oficio como sargento siempre tenía riesgo, ya fuera en el campo o en la oficina.

Todo era demasiado para mí, quería librarme de todas estas cadenas que me estaban arrastrando al fondo de mi locura, pero no podía abandonarlo todo, simplemente no era la manera en la que un policía actuaba. Debía pararme y sobrevivir a las adversidades.

Me tomó un rato, sin embargo me compuse y en cuanto lo hice volví a la cafetería y salí con un café para llevar, lo puse en él reposa vasos y encendí el auto, justo cuando otra llamada sonó en mi teléfono, era mi mayor.

Su tono de voz era neutro, como siempre, pero por las palabras que usaba podía deducir que estaba encolerizado. Escuche con atención el cómo no me estaba regañando, sino solicitando en la oficina, seguro ya lo habían contactado para avisarle que el caso aún no tenía pruebas o testigos, o sospechosos, aunque por eso mismo se me hizo tan extraño que estuviera actuando tan pacífico, ese era un mal agüero.

Nunca me gustaba hablar con él cuando estaba en ese estado de ánimo, no obstante era la cabeza de este caso y estaba decidido a dar la cara, y quizá a hablarle de las palabras que nos habían dado los señores Ruiz, para salvar mi pellejo. Me llené de valor y arranque en dirección a la estación de policía.

Todo el trayecto trate de no distraerme, trate de ser consciente de que estaba conduciendo, aun así fui en automático la mayor parte del trayecto. ¿Cómo iba a dar la cara cuando aún no había pruebas?, ¿aún estaba en periodo de prueba?, ¿podría conservar mi trabajo?

Aparque al frente de la estación sin mucho cuidado y casi choqué el auto contra la pared, el freno actúo rápido para evitar eso, más no evitó el desastre que se hizo adentro del auto, mire hacia mi café derramado en el posavasos durante más minutos de lo que sería normal, solo me quería quedar mirando a ese café hasta que el caso pasará, hasta que esta mala racha que estaba teniendo llegará a su fin. Solo esperaba desaparecer ahora y volver a aparecer cuando mi vida volviera a estar en orden, cuanto deseaba eso…

Sacudí la cabeza y abrí la puerta del auto para darme un golpe de realidad, el frío que me rodeó fue suficiente para que mis pies empezaran a moverse hacia la estación. Entre, todos parecían ocupados y apurados, normalmente en este tipo de casos ocurría, aunque hoy no se sentía normal para mí, hoy estaba un poco despersonalizado.

No le di importancia y caminé sin molestar a nadie hasta la oficina de mi mayor, pero una vez en frente a su puerta me detuve de nuevo, la ansiedad estaba haciendo de mi cerebro una masa líquida y se estaba propagando en mi cuerpo paralizándolo.

Sequé mis manos en mi pantalón e intenté humedecer mi boca antes de tomar la perilla. El tiempo parecía ir en cámara lenta, los ecos de ese asesinato hace 2 años me seguían impregnándose mi memoria y mi esencia. Gire la perilla y pase a la sala aislada del caos, así como la primera vez que viví esto.

-Mayor Marcír, me alegra que me haya llamado, supongo que se enteró de la falta de pruebas que rodean nuestro caso más reciente y quería informarle que fui a hablar con los señores Ruiz, a pesar de que ellos no fueron una gran fuente de información, fui capaz de determinar tres posibles sospechosos. -saqué mi libreta y pase páginas casi arrancando algunas.

Antes de que pudiera seguir hablando mi mayor me detuvo -Sargento Campos, no lo llamé aquí para hablar del caso en sí. Todos hemos sido informados de la falta de pruebas y del aumento del riesgo que tuvo la escena. Por esta razón, debe estar consciente de que vamos a cambiar el grupo que estaba trabajando en este caso.

-Oh, lo entiendo, Mayor. Supongo entonces que me asignarán a mí y a mi equipo un nuevo caso. Este caso, en teoría, lo estaba usando para entrenarlos, aunque ya ve cómo se complicó.

-Sargento Campos, creo que también está informado de los recortes que nuestra unidad ha sufrido recientemente, ¿verdad?

-Sí, Mayor, estoy consciente. Pienso que es una verdadera lástima para el equipo y para los casos que estamos tratando.

-Correcto. Sin embargo también debe recordar que se le notificó que estaba en un periodo de prueba. Lamento informarle, Sargento, que no podrá continuar trabajando con nosotros. Ha sido un gran elemento, pero lo hemos visto estancarse desde el caso del pirómano, el caso #230, ¿cierto?

-Señor, ese caso afectó directamente a mi familia, y por eso he estado un poco desalentado. Sin embargo le aseguro que estoy haciendo todo lo posible por ayudar a la institución. Tengo sospechosos en este caso, y si me da un poco más de tiempo…

-Campos, el tiempo es precisamente lo que no tenemos. Lo lamento mucho, pero recoja sus cosas. Está despedido.

Esa revelación cayó sobre mí como un cubo de agua fría, no es que no lo hubiera previsto, era algo demasiado obvio como para dejarlo pasar, pero pensé que tendría más tiempo para demostrar mi valía, para recuperarme de los estragos del pasado.

No era mi culpa, aunque se sentía como tal, se sentía como si todo lo que hubiese hecho fuese un cúmulo de hojas que vuelan cada que el viento sopla, tan frágil que no tenía sentido construir desde el inicio.

Tomé mis cosas y me dirigí a mi casa, por primera vez en mi vida dejé la caja en medio de la sala, llenado de polvo el piso que esa misma mañana había desmanchado. Todo había pasado demasiado rápido, no tenía tiempo para pensar en ello.

Me tiré en la cama, extendiéndola en el proceso, son los zapatos aún puestos y a las 5 de la tarde, según el sol que me pegaba directo a la cara, me acosté a dormir sin prestar atención a nada más en el mundo.

A veces solo te tenías que dormir, despertar y empezar de nuevo.





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